Torturandome

me senté a revolver

el antes y el después

me senté a buscar

respuestas del ayer

 

esa necesidad imperiosa

de llenar los campos vacíos

esa tortura psicológica

devenida de la autodestrucción

 

la curiosidad en forma de balas

escribiendo con mi sangre

lo que no supe y callé

lo que sacié desesperada

y aunque cegada

hoy decido parar

 

el ritual ha terminado

y con ello ya no habrá sangre

sólo fuego y destrucción

de aquella que sólo revuelve

para no volver